Reseña crítica: Un hombre (Shinya Tsukamoto) despierta y se encuentra a sí mismo atrapado en lo que parece ser un estrecho entrepiso, en los que su persona (a pesar de ser de moderada contextura física) cabe a las duras penas. Un manchón de sangre en un costado le da la impresión de que ha sido herido, pero la constante oscuridad, las extrañas torturas a las que es sometido, la ausencia de otros seres humanos o bien de pistas sobre como llegó a ese lugar, hacen que su mente comience a maquinar cosas. De a ratos se desvanece, y al despertar, se ve en diferentes partes de lo que parece ser una gran superestructura de concavidades, cañerías, entrepisos y mamposterías. En cierto momento despierta y se da cuenta que está de puntillas de pies en un pequeñísimo corredor surcado por una cañería que pasa a la altura de su boca, que debe mantener abierta de par en par para poder estar en tal reducido espacio. Originalmente un cortometraje de 25 minutos de duración, ampliado a mediometraje, esta película de Tsukamoto surca algunos conceptos interesantes, presentes en su filmografía. Realizada sin ningún tipo de pretenciones, sin grandes medios, con una buena idea, aumentando el mismo tipo de sensación presente en la exitosa CUBE (El Cubo-1997), la película mantiene en todo momento el interés sobre la trama y, a pesar que no se define con ninguna certeza, queda un fuerte resabio de encierro y claustrofobia, útil para dar la idea que no solo la vida es una lucha, también la muerte puede serlo. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: