DVD:
1.
War of the Worlds (2-Disc Limited Edition) Dreamworks Home Entertainment (25/11/2005)
2.
War of the Worlds (Fullscreen) Dreamworks Home Entertainment (25/11/2005)
3.
War of the Worlds (Widescreen) Dreamworks Home Entertainment (25/11/2005)
Reseña crítica: Ray Ferrier (Tom Cruise) es un empleado de puerto experto en levantar contenedores de todos los tamaños. Sus habilidades laborales son inversamente proporcionales a sus logros familiares y a su madurez, ya que está separado de su esposa (Miranda Otto), quien espera un hijo de su nuevo marido y se lleva mal con sus dos hijos. Será a través de los ojos de este opaco personaje que viviremos una invasión de hostiles marcianos que planean "marcianizar" la Tierra. Todo se inicia con extrañas tormentas eléctricas (cuyos relámpagos no provocan truenos). Acto seguido surgen del interior de la corteza terrestre unas máquinas de guerra que nos recuerdan las portadas de esas viejas revistas de cuentos de ciencia ficción de los años '40 y '50. Desde el vamos, estas máquinas expelen unos letales rayos que vaporizan todo lo que tocan. La lógica reacción de Ferrier es tomar a su hijita (Dakota Fanning) e hijo adolescente (Justin Chatwin) y huir no solo de los marcianos, sino también de las turbas en pánico. Sin embargo, entre los fugitivos se produce un conflicto entre el chico y su padre. La película es correcta desde el punto de vista técnico y se condice con el infinito dinero de su presupuesto. Pero no pasa lo mismo con la faz narrativa y lógica, que se ve percutida por numerosos factores. En primer lugar tenemos serios inconvenientes para explicar una invasión que combina extraterrestres biológicos con intraterrestres mecanizados; se supone que esas máquinas han sido plantadas en un pasado prehumano y han estado ocultas durante un millón de años, mientras sus propietarios se la pasaron estudiando el comportamiento de los seres humanos (sin embargo, como es conocido para cualquiera que conozca la historia original de H.G. Wells, sus estudios revelan ser poco serios y mediocres). Hay cuestiones que en la novela (publicada en la época victoriana) e incluso en tiempos de la famosa y aterrorizante versión radial de Orson Welles, podían permitirse. Un extraterrestre de una civilización supuestamente más avanzada que viaje desnudo a un planeta ajeno o bien que vaya en contra de la disposición biológica de tener número de extremidades divisibles por dos o bien que primero vaporicen seres humanos pero que después se dediquen a chuparles la sangre con un tentáculo dan la impresión de pertenecer a ese romántico pasado en el que el invisible Griffin podía cruzarse a la vuelta de la esquina con ese paria de la Humanidad llamado Nemo. Ya en la versión de 1953 algunos de estos aspectos no sumaban mucho en lógica, 50 años después solo consiguen aportar un irremediable lastre a la coherencia de la historia. En la película de los '50 se intentó aplacar estas incoherencias, reforzando las escenas con científicos deduciendo planes de defensa o posibles puntos débiles y dando una visión universal del conflicto. La película de Spielberg no se permite tales divertimentos, sino que se centra en la relación entre el unidimensional protagonista y sus choques con su hijo, inexplicablemente temerario. Y en su todo, el producto es como en sus detalles: así como son de inestables estos trípodes marcianos, lo es la película. A cada logro sucede un lunar que lo empaña: en una escena padre e hijos se refugian en el sótano de una casa. En el medio de la noche hay un ruido atroz; al salir resulta ser que han caído varios aviones de pasajeros en el vecindario. El efecto (y la referencia a los ataques terroristas) logra un clima ominoso que se rompe cuando vemos el detalle cuasi cómico que la camioneta en que se moviliza la familia no solo no ha sido raspada, sino que en el caótico desastre ha quedado una pequeña callejuela para que pueda arrancar y retirarse. Luego de esto, la película se convierte por un rato en un filme de refugiados de hecatombes (en este caso el ataque marciano). Aquí volvemos a tener un instante de coherencia seguido de un absurdo. No pretendemos que el protagonista tenga las mismas luces que demuestra Ray Milland en un referente del género como es PANIC IN YEAR ZERO (Pánico en el Año Cero-1962), pero es lógico que uno pueda pensar que en situaciones tan críticas, la cercanía con otros seres humanos puede ser muy perjudicial. Ferrier acierta en evitar las carreteras transitadas y los puntos de salida de ciudades, y también demuestra ser práctico al cederle el volante a su hijo para recuperar sueño sin detener su marcha. Sin embargo el chico conduce al dormido padre y hermanita a un virtual suicidio, en un solar donde cientos de personas están desesperadas por huir cuanto antes. En el colmo del absurdo, una madre con su bebé se pone delante del camino del vehículo y provoca que choque contra un poste. Spielberg parece quebrar intencionalmente sus momentos brillantes (al los aviones caídos, hay que agregar la vista de un tren desbocado completamente en llamas) con citas a películas propias como E.T. THE EXTRA-TERRESTRIAL (E.T., El Extraterrestre-1982) o JURASSIC PARK (Parque Jurásico-1993) y absurdos que conspiran contra el interés de la trama. Construye un clima de gran suspenso con los personajes encerrados en el sótano de un superviviente (Tim Robbins) pero lo desgasta cuando ingresan en el recinto unos alienígenas que más parecen los famosos velociraptors de su Parque Jurásico. Como conclusión diremos que el que es uno de los filmes más caros de la historia nos demuestra que es imposible filmar una gran película con tanto dinero. ¿Vuelta a los bajos presupuestos? ¿Qué pasó con el Spielberg de CLOSE ENCOUNTERS ON THE THIRD KIND (Encuentros Cercanos del Tercer Tipo-1977)? ¿Por qué un director que maneja una suma de más de cien millones pierde virtudes narrativas que gozaba cuando manejaba solo una fracción de tal fortuna? [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: