Reseña crítica: Estamos en una aldea bohemia del siglo XVI y llega al pueblo un nuevo Párroco (Miroslav Machacek) que mantiene un ojo crítico sobre las costumbres y vecinos en busca de alguna cabeza indócil que sobresalga. Ese elemento discordante resulta ser un maduro Molinero (Vitezslav Vejrazka) que se destaca por saber interpretar los signos de la tierra y del clima. El Molinero tiene un hijo (Vit Olmer) que se acerca a una atractiva joven (Cestmir Randa) que, si bien le corresponde, también es pretendida por algunos bellacos de poca monta. Pero el conflicto no radica en este, si se quiere, natural antagonismo entre jóvenes inquietos y con hormonas activas, sino en la atención que el viejo Molinero llama en el Párroco y en el Regente de la aldea (Jiri Vrstala). La rivalidad nace durante una procesión sagrada que cruza un camino a la vera del cual el Molinero está excavando tierra y roca. De pronto brota agua (un bien escaso por esa época) y el Párroco observa como su grey se desbanda, rumbo al sensacional hallazgo. Pero el conflicto queda expuesto el día que se celebra un baile en un cobertizo. Hay música que acompaña las danzas (hemos de señalar que la película prácticamente no tiene música incidental, salvo alguna "dupak" y otros ritmos eslavos) y el pueblo parece entretenerse cuando llegan de visita el Regente y el Párroco. Aparece el Molinero y, mientras retira a su hijo del festejo, advierte a la multitud de que no deberían bailar en ese lugar. Al retirarse, la tierra se agrieta y el cobertizo se derrumba en una de las secuencias de catástrofe más ingeniosamente filmadas en la historia del cine. La consecuencia es terminal: el Párroco conmina al Molinero a confesar si ha hecho tratos con el Diablo, porque esa es su deducción más lógica ante el caudal de hechos y maravillas que de su actividad se desprende. Habrá más incidencias y el hijo cobrar?? fuerte protagonismo cuando tenga que ponerse a buscar a su progenitor, desaparecido sin dejar el menor rastro. El director Frantisek Vlácil plasma una trama que bien podría enmarcarse a mitad de camino entre cierta especie de cuento moral y la vertiente de "terror rural" explotada años más tarde por la espectacular ONIBABA (Onibaba, el Mito del Sexo-1964). Y ahora definamos un poco a qué nos referimos con "cierta especie de cuento moral". El cine checo de los '60, especialmente el previo a la invasión soviética de 1968-69, se comportó un poco como el Molinero de la película, destacándose por cierta libertad de expresión que carecían las demás naciones del Bloque y que por lo tanto, era peligrosa para el equilibrio del régimen comunista. Así que la figura del celoso Párroco, además de ser el triste símbolo del oscurantista dominio que la Iglesia ejerció sobre Europa durante varios siglos, en su ambigüedad también puede funcionar como metáfora de cualquier manipulación pergeñada desde el poder en pos de igualar para abajo y limar cualquier individualidad que sobresalga del común denominador. Una moderna fotografía que por momentos utiliza grúa y otros recursos impulsados por las vanguardias y nuevas olas, una ambientación perfecta y un ritmo pausado pero contundente, con diálogos escasos y, por momentos, significativos, convierten a esta película en un interesante precedente de ese candente cine checoslovaco cuyos más punzantes exponentes fueron filmes como KLADIVO NA CARODEJNICE (Martillo para las Brujas-1969) y algunos otros. [Cinefania.com]
Calificación Cinefania.com: