BORDER DEVILS (1932)

Títulos en español:
- DIABLOS DE LA FRONTERA (Argentina)

Dirigida por:
William Nigh
Protagonizada por:
Harry Carey
Kathleen Collins
George 'Gabby' Hayes
Niles Welch
Olive Carey
Estudios: Supreme Features (Prod.) Weiss (Distr.)
País: EE.UU.
Estreno: 4 de Abril de 1932
Duración: 65'
Género: Western

Reseña:  En 1931 un aviso a toda página en el Film Daily anunciaba las virtudes de los films distribuidos por la Artclass Pictures Corp., empresa de los infatigables hermanos Weiss. Siendo su lema “con la responsabilidad del liderazgo”, un recuadro anticipaba nada menos que ocho “westerns especiales” con una figura que, tras dos ininterrumpidas décadas de actividad, era una especie de John Wayne de la época: Harry Carey, una estrella consagrada, ícono del género. De los ocho títulos consignados, solo se estrenarían cuatro, siendo uno de ellos el que nos ocupa, extraña historia de identidades asumidas adaptada, según los títulos de crédito, de una obra no citada del versatil Murray Leinster*.  
  Fatigados, dos viajeros (Carey y Art Mix) beben cierta agua y son narcotizados. Un desconocido aprovecha para asesinar a uno de ellos con el arma del otro. Encarcelado Carey, un nuevo amigo le facilita un arma y se da la fuga para investigar por su cuenta. Una figura misteriosa – de la que solo vemos su contorno sombrío – imparte órdenes a sus secuaces. Se trata de un oriental (que a las duras penas habla el idioma) y se hace llamar “el General”. Los hampones emboscan y matan al amigo de Carey. Cuando éste descubre el cadáver, asume su identidad y así se entera de una guerra entre ganaderos. Por un lado la bonita Marcia Brandon, dueña del rancho Hermosa; su adversario, el agrio Tom Hope, del rancho Piñon. El capataz de Marcia, “Squint” (encarnado por George “Gabby” Hayes, pionero de los personajes estilo Walter Brennan, barba crecida y timbre de voz como si le faltaran unas cuantas piezas dentales) se da cuenta que el protagonista es un impostor. Carey le explica acerca del “General” y sus manipulaciones convenciéndolo de darle una mano. Su plan es tratar de infiltrarse entre las huestes de los facinerosos para desbaratar sus maquinación. Para ello debe sortear las continuas interferencias del ranchero rival y también de un insoportable inspector fronterizo. En el último rollo el termómetro de la acción recupera el tiempo perdido. Carey y Hayes son capturados por los esbirros del villano y el primero es sometido a una prueba de lealtad cuando debe disparar a Hayes: habiendo perdido dos amigos y siendo acusado de sus muertes, el hado lo expone a liquidar al único amigo que le queda. La escena permite un climax fragoroso que deviene en una balacera a quemarropa en la guarida del General. Y el relato se reserva un giro final con la revelación de la identidad del auténtico líder facineroso.  
  El hablar cansino pero vigoroso de Carey y sus continuas mañas, sacarse un guante con los dientes, cruzarse de piernas en la montura o de brazos (tic observado cuidadosamente por John Wayne), habrán hecho las delicias de los admiradores del astro pero en la práctica consumen incontables minutos de cámara estática. La ausencia de acompañamiento musical permiten que la percusión de los disparos asuma el carácter de banda sonora. La poca pero intensa acción de esos violentos tiroteos y la ironía que preside el relato son lo más valioso de esta propuesta que incluye un ligero elemento de peligro amarillo en su entramado narrativo.  
    
  * Murray Leinster: The Life and Works de Billee J. Stallings y Joan J. Evans (McFarland, 2011) corrobora que Border Devils estaba basada en la novela Dead Man’s Shoes, publicada en formato de serial en la revista West entre marzo y abril de 1931. [Cinefania.com]

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