DVD:
1.
Frost/Nixon Universal Home Entertainment (24/04/2009)
Reseña crítica: 1977. El animador televisivo inglés David Frost (Michael Sheen), a la sazón ganándose la vida en Australia, afronta el levantamiento de su programa y madura una idea suculenta: realizar una entrevista al ex presidente norteamericano Richard Nixon, actualmente retirado de la vida pública después del escándalo de Watergate. Comunicación va, comunicación viene, logra pactar con el representante de Nixon (Toby Jones) una serie de grabaciones televisivas mediante el pago de 600 mil dólares y la aprobación previa de los temas a tratar por parte del ex mandatario. Frost viaja a Estados Unidos junto a su productor (Matthew Macfadyen), donde comienza gestiones febriles para atraer a alguna cadena televisiva importante en la compra de los derechos de televisación y así recabar dinero para abonar su caché a Nixon. Mientras todas las gestiones fracasan dado que ninguna cadena se interesa por emitir una entrevista tan polémica realizada por un británico, Frost se contacta con dos periodistas investigadores (Sam Rockwell y Oliver Platt), a quienes le ofrece la redacción de las preguntas y la estrategia general de la entrevista. Llega el momento tan esperado y Frost acude a San Clemente, la residencia privada donde Nixon ha estado replegado durante los últimos tres años, rodeado de asesores tan obsecuentes como Jack Brennan (Kevin Bacon). El ex presidente (un magistral Frank Langella) se presenta afable, bienhumorado, deseoso de colaborar... siempre y cuando se cumplan las condiciones previamente estipuladas. Tras semanas de tensa preparación, Frost/Nixon salen a la palestra y se inicia un combate dialéctico en que se miden no solo las fuerzas de ambos contendientes sino tendencias, ideas, propósitos. Unos pugnan por exponer a Nixon a la opinión pública y que haya algo parecido a un mea culpa. Otros prefieren arriesgar lo menos posible la dañada reputación del ex presidente o bien que la entrevista sea punto de partida para el paulatino regreso a la vida política. En el centro de la arena, Frost intenta llevar a cabo una entrevista como Dios manda, es decir, manejar los tiempos y conducir al entrevistado a un terreno ajeno, para confrontarlo con los temas candentes que 400 millones de personas ansían conocer, evitando verse enredado por sus frondosas anécdotas y alargadas disgresiones. En tanto que Nixon, el brillante candidato que perdió la elección frente a Kennedy por el sudor, el presidente que heredó la guerra de Vietnam y que renunció debido a escuchas clandestinas a la oposición, el mandatario saliente que fue perdonado por su sucesor Gerald Ford y nunca tuvo chance de un juicio en que se lo condene o exonere, se propone no ser pasivo sino tomar las riendas de la entrevista para desembuchar todo aquello que le viene quemando adentro, una catarsis que le permita la rehabilitación que tanto creía merecer. El director Ron Howard acierta rindiendo un equilibrado y tenso relato cinematográfico de la obra teatral homónima de Peter Morgan (estrenada en Londres y Broadway con la misma dupla protagónica), cuyo mérito es no tanto ofrecer un relato fidedigno de la historia real sino ficcionalizar las famosas entrevistas para establecer un choque dramático donde no se discute tanto de política sino del estudio de la vulnerabilidad en el arte de entrevistar, una disciplina con recursos como enroques, sacrificios, trampas y fintas, tal como en ajedrez. [Cinefania.com]
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